En el marco de un encuentro con alumnos de ambas sedes que compartían sus vivencias escolares junto al Consejo Pedagógico, Lucía nos contó porqué había decidido participar del proyecto de olimpíadas matemáticas que ofrece el colegio a sus alumnos. Quedamos muy sorprendidas por sus palabras: “Mi mamá me alentó a participar y me dijo que esta sería una nueva vivencia en la colección de experiencias que enriquecen mi aprendizaje.” (Lucia Saleme, 5to. Grado B Sede Centro)
Me inspiré en estas palabras para invitar a la comunidad educativa a leer el Anuario 2017 desde esta clave.
Desde nuestro proyecto educativo buscamos proponer itinerarios acordes a los desafíos actuales, no queremos limitarnos a brindar un servicio formativo sino que sugerimos lugares de encuentro y diálogo. Los docentes no enseñan simplemente y los estudiantes no solo aprenden, más bien impulsamos a todos a vivir, estudiar y actuar descubriendo la riqueza y la diversidad de los talentos individuales y grupales, más allá de cualquier forma de egocentrismo y etnocentrismo, de acuerdo con una concepción de desarrollo integral y trascendente de la persona y de la sociedad.
“Diseñamos experiencias pedagógicas que intentan desencadenar procesos de transformación que coloquen a los estudiantes en el centro del hecho educativo, en un marco de relaciones que constituyan una comunidad viva, interdependiente, unida a un destino común”.1
Una experiencia no es cualquier vivencia, ni cualquier encuentro con el mundo. Es un relato significativo para mí y para los otros. Transforma y deja huellas. Una experiencia auténtica es comunicable, es una apropiación, una elaboración, un aprendizaje que supera el ámbito personal, es finalmente un saber que se posee para guiarse en la vida y hacer camino con otros.
En este Anuario 2017 intentamos dar a conocer, a partir de los relatos de los propios alumnos, estas prácticas que atraviesan su etapa vital y que dejaron huellas en su infancia, pre adolescencia, adolescencia y que estimularon aprendizajes que esperamos acompañen su crecimiento y opciones en el futuro.
Los invitamos a recorrer estas páginas dejándonos sorprender por sus habilidades llenas de conocimientos, encuentros, despedidas, historias familiares, placeres, intercambios culturales, construcción de vínculos, promesas, búsquedas…!
No dudamos que la educación tiene como tarea hacer nacer, hacer crecer, se ubica en la dinámica de dar la vida. Y la vida que nace es la fuente desde donde brota más esperanza.

 1 Congregación para la Educación Católica, Educar al humanismo solidario. Para construir una “civilización del amor”. 50 años después de la Populorum Proggressio, Roma, 2017, N 9